Una riada de solidaridad
Tras pasar casi un mes de sequía intelectual,
me dispongo a retomar el sano hábito de la escritura, a pesar de que me está
constando bastante trabajo volver a la rutina habitual en la que me
había instalado, y mediante la cual me obligaba a escribir un artículo a la
semana.
Yo he sido uno
de los miles de afectados por las inundaciones acaecidas en Los Alcázares en la madrugada del
fatídico 13 de septiembre pasado, y
ese hecho me ha marcado hasta tal punto que, en los días que transcurrieron a
continuación, no he sido capaz de ponerme frente al ordenador para otra cosa
que no fuera el trabajo diario de ocuparme en buscar soluciones para recomponer
mi hábitat que, al igual que el resto de los afectados, quedó destrozado y con bastantes
secuelas que, a día de hoy, aún no tengo solucionadas.