La vida no sigue igual
Es día uno de julio, cuando me dispongo a escribir este, mi
último, artículo de la actual temporada, antes de entrar en el letargo que
supone aguantar los cuarenta grados a la sombra que, se presupone, van a campar
por ‘aquestas’ orillas de nuestro Mar Menor; aunque –reconozco- tenemos
la ventaja de disfrutar de las suaves brisas que –de vez en cuando- nos alivian.
Eso sí, mientras que a nuestros dirigentes no les dé por intervenirlas (ahora
dicen regularlas), que es lo que les suele pasar a los que se les
ocurre meterse en política y llegan a un cargo oficial.