jueves, 5 de septiembre de 2019

Cuento de Navidad

Cuento de Navidad



Terminado mi paréntesis veraniego, donde he dedicado buena parte del mismo a ejercer las obligaciones propias de un abuelo tradicional, me reincorporo a la noble tarea de escribir, pensando me voy a encontrar con un panorama social que apenas va a diferir de aquél que abandoné allá por el mes de julio.

Para ello, me pongo al día, repasando los titulares de los periódicos que he ido almacenando, y que ahora me dispongo a leer, y cuál ha sido mi sorpresa al comprobar lo equivocado que estaba, y el cambio tan sorprendente que se ha operado en nuestra clase política, en general, que ha aprovechado el periodo vacacional para hacer sus deberes y poner blanco sobre negro en todos aquellos problemas acuciantes que llenaban la mochila con la que nos fuimos a la playa.
La primera sensación positiva la recibo al comprobar que se va a formar un gobierno estable en España, gracias al acuerdo al que han llegado el PSOE y Podemos, y al que se suman (con su abstención) PP y Ciudadanos, como consecuencia de haber entendido que la política de Estado debe primar sobre los aspectos puramente partidistas. Pero no queda ahí la cosa, los independentistas catalanes renuncian a reivindicar la independencia de Cataluña como arma arrojadiza en el debate de investidura y han prometido minimizar los fastos propios de la DIADA, con el objeto de evitar enfrentamientos y crispación en las calles de Barcelona y tratar de volver a recuperar el seny catalán que, al parecer, se perdió camino de Waterloo.
Un nuevo gobierno que ya ha dado a conocer su hoja de ruta programática, elaborada por consenso entre todas las fuerzas políticas presentes en el arco parlamentario, y que conlleva, fundamentalmente, un decálogo con las siguientes propuestas:
Una reforma de la Ley Electoral para que no se produzca paralización alguna en la constitución de los órganos de gobierno de las instituciones, obligando a que sea la lista más votada, la que gobierne, en caso de no haber llegado a otro tipo de pactos, y evitar el mercadeo indecente al que nos hemos visto expuestos recientemente.
Prohibición a diputados y senadores para que no puedan ejercer ninguna otra actividad que les suponga cualquier tipo de ingresos, mientras dure el ejercicio de sus cargos.
Reducción drástica de coches oficiales. España es el primer país del mundo en coches oficiales. La cifra: 40.000 vehículos oficiales, frente a los 412 de EE UU. Una cifra que se consigue sumando los 8.400 ayuntamientos españoles, las 19 autonomías y el Estado.
Eliminación de todo tipo de prebendas y privilegios de los que actualmente disfruta la clase política, y equiparación con la normativa legal vigente para el resto de los españoles. Por ejemplo, los exministros reciben durante dos años una indemnización del 80% de su último sueldo anual, compatible con cualquier otro ingreso. Una medida que también se extiende a exsecretarios de Estado y otros muchos altos cargos de las distintas Administraciones.
Ejercitar un férreo control de la actividad parlamentaria y penalizar el absentismo ‘político-laboral’ al que nos tienen acostumbrados sus señorías. Actualmente ejercida con total impunidad y sin ninguna responsabilidad.
Compromiso de no hacer mítines ni reuniones masivas, por parte de las formaciones políticas, fuera de los periodos propios de una campaña electoral. Liberando, así, a la ciudadanía, del agobiante acoso al que nos someten durante todo el año, y evitando tener que aguantar la retórica trasnochada y predeterminada que los equipos de comunicación de los partidos preparan cotidianamente.
Decisión firme de eliminar las subvenciones a entidades, asociaciones y otros organismos (filiales encubiertas de los distintos partidos), así como de cerrar cuantas entidades y chiringuitos se han creado, para gloria y escarnio de PPSO (parados políticos sin oficio), incluyendo la eliminación de ‘puertas giratorias’.
Trazar una política común, consensuada, en materia de migración, obligando a la Unión Europea a liderar cualquier actuación en esta materia y ejerciendo una política de consenso con la oposición, evitando (todos) la utilización de este problema como elemento de confrontación política.
Eliminación de todos aquellos cargos designados a dedo, y encubiertos bajo distintos perfiles profesionales (gabinetes, asesores, órganos consultivos…) de los que las formaciones políticas se han nutrido mientras han gobernado en las distintas administraciones, y que, en algunos casos, han supuesto un aumento considerable de la nómina oficial de la Administración.
Acuerdo irrevocable y unánime, por parte de todos los partidos constitucionalistas, de afrontar la crisis independentista de Cataluña. Ejerciendo un liderazgo basado en el cumplimiento de la Constitución, fortaleciendo la presencia del Estado en Cataluña, y recuperando algunas competencias propias del mismo, que en la actualidad están transferidas. Así mismo se reafirma la voluntad inequívoca de impedir la celebración de un referéndum de autodeterminación, opción esta que Podemos ha apoyado especialmente, renunciando a su anterior posición favorable a la consulta y que, a partir de estos momentos combatirá, codo con codo, con el resto de formaciones políticas de ámbito estatal.
Querido lector, si ha llegado usted hasta aquí, ya se habrá dado cuenta que todo lo que ha leído ha sido fruto de la imaginación. En este caso, de mi imaginación influenciada –al parecer- por los calores estivales que me han debido afectar al comportamiento de algunas neuronas.
He querido hacer un repaso de la actualidad, tras mi rutinaria siesta, y me ha salido un artículo que más bien podría ser un cuento de Navidad, aunque la verdad es que todavía estamos en verano y la realidad supera a la ficción. No obstante, lo voy a dejar tal cual, pues, aunque sea una fantasía, es posible que a alguien le alegre el día.
Jesús Norberto Galindo // Jesusn.galindo@hotmail.com

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