Los enemigos los tenemos detrás
Esta anécdota histórica, se hace realidad y adquiere
protagonismo en estos momentos en los que, en nuestro país, se ha iniciado el
periodo de precalentamiento electoral, y las maquinarias de los partidos se han
puesto a funcionar. Una situación que suelen aprovechar los jefes de máquinas
para hacer algunos cambios y sustituir
aquellas piezas que no encajen bien o que estén desgastadas por el uso.
La batalla por las listas, y por colocarse en los puestos de
cabeza, es un clásico en los partidos políticos en España. Es una lucha
intestina, muy propia de la partitocracia
imperante en nuestro país, y cuyo control ejercen, por el momento, los aparatos
de las distintas formaciones políticas. Es, así mismo, una oportunidad, que les
viene al pelo, para purgar a todos aquellos que, la dirección entienda, no han
sido lo suficientemente sumisos, o se han atrevido a manifestar sus opiniones,
de forma libre, pero contraria a la ortodoxia emanada de la jefatura.
Eso,
precisamente, es lo que le ha sucedido a Soraya
Rodríguez, quien fuera portavoz del PSOE en la anterior legislatura, y que no se le ocurrió otra cosa
que discrepar de su Secretario General (Pedro
Sánchez), respecto de la política seguida en Cataluña y las concesiones que se estaban haciendo en las
negociaciones (hasta ahora fallidas), con el nombramiento de un relator.
La purga de esta Diputada,
junto a la de su compañero José María
Barreda (quien fuera Presidente de Castilla La Mancha), fue fulminante. Se
les cesó de la Diputación Permanente del
Congreso, según manifestaron algunos dirigentes, por su actitud desleal con
la dirección del partido. Está claro que en este partido no se puede discrepar.
Y menos en un tema tan trascendente, como lo es la situación en Cataluña. Sobre todo, si discrepas de
la opinión del César. Y es que los súbditos de César, no solo han de ser
buenos, sumisos y obedientes, sino que también tienen que parecerlo.
Tras
el vacío que les han hecho sus antiguos compañeros y la campaña interna y
barriobajera desatada entorno a estos significados políticos, Soraya Rodríguez se ha visto obligada a
dejar el partido y Barreda a
abandonar la política activa. Momento este que, desde las altas esferas
socialistas, lo han aprovechado para denigrar a sus antiguos compañeros,
mediante algunas declaraciones despectivas y, a mi entender, poco afortunadas.
Claro que, si seguimos el Consejo de Churchill,
aquellos es que, realmente, eran sus enemigos.
Este
tipo de procedimientos expeditivos son muy comunes en las distintas formaciones
políticas. Y los periodos preelectorales suelen ser una temporada propicia para
fumigar y liberarse de aquellos que se han movido demasiado (y, como decía Guerra, no deban salir en la foto).
Tenemos ejemplos similares en otros partidos, de la izquierda extrema, que se
autoproclaman asamblearios y que son más presidencialistas que en EEUU. Y no digamos nada de aquellos
ubicados en la derecha, donde la democracia interna no ha estado, ni se le
espera. Claro que, si por democracia interna entendemos el hacer elecciones
primarias, apaga y vámonos. Entonces es que no se salva ni el gato.
Un
sistema partitocrático se
caracteriza básicamente por el dominio casi absoluto de los partidos políticos, y por estar, los
cargos electos, sujetos a las directrices emanadas de las ejecutivas de los
mismos. Y esto es lo que está sucediendo en nuestro país. Donde, a partir del
año 1978, estas entidades monopolizaron la gestión política, tutelaron el
advenimiento de la joven democracia, y todavía continúan dirigiendo el cotarro
con mano de hierro, aunque en ocasiones se enfunden un guante de seda.
Una
muestra más de este hecho, que continua vigente, lo corrobora la decisión de la
ejecutiva socialista de dejar caer a cuatro paracaidistas
(en la actualidad ministros en precario) en las listas de las próximas
elecciones generales por Andalucía.
A Susana Díaz es que le crecen los
enanos. La pobre no tuvo bastante con el coscorrón que se pegó, en las
primarias, contra Sánchez, ni con el
revolcón que le dieron en sus autonómicas; para, ahora, verse mediatizada, por
los “suyos” a la hora de confeccionar sus listas para las Generales.
Su
permanente forcejeo con Ferraz, le
está pasando factura. Y ya se sabe que el poder de los órganos federales es
omnímodo. Sus “compañeros” (¿o
enemigos?) le han señalado la puerta de salida en varias ocasiones. Pero ella
se ha resistido; y le están haciendo pagar sus desvaríos, al creerse que Andalucía era su feudo. Y es que la ex
presidenta andaluza no debe haberse enterado que su amigo Sánchez cambió los estatutos del partido, cuando regresó de su
travesía por el desierto, otorgándole todos los poderes a la ejecutiva federal.
Por cierto, ¿será este el modelo federal
que el PSOE defiende para España?
Otro
tanto pasa en la Comunidad de Murcia,
donde –inexplicablemente- el PSOE ha
prescindido de un claro valor en alza, como es la actual Presidenta de la
Asamblea, Rosa Peñalver (por no
mencionar a María González Veracruz,
o Begoña García Retegui), quien ha
dado suficientes muestras de “savoir
faire”, pero no ha sido lo suficientemente “dócil” a los ojos de la dirección. La verdad es que no sé para
qué presumen de primarias, cuando todo esto se circunscribe a un apaño. Algo
que ha quedado corroborado por las Juventudes
Socialistas, quienes –en contra de este pasteleo- han votado en contra de
las listas aprobadas por la ejecutiva del partido.
Como se puede comprobar, la apasionante aventura de hacer
política en este país tiene sus riesgos, y uno tiene que llegar vacunado y
llorado. Desconfíen de aquellos que les doren la píldora y de las nuevas
amistades inquebrantables, nacidas de unas relaciones superficiales, efímeras e
interesadas. Pues en su mayoría quedarán relegadas al ostracismo o, en algunos
casos, se revolverán en su contra.
Son muchos los ejemplos que se podrían poner como
referencia. Tan solo hay que tirar de hemeroteca para comprobar los
innumerables matrimonios de
conveniencia que la política ha fabricado, y los consiguientes divorcios. Casi todos, acabados en
rupturas traumáticas. Recuerda: aquellos que hoy te veneran, con tal de medrar
en política, mañana te podrían traicionar.
Tenemos que tener cuidado, y de vez en cuando mirar,
doblando el espinazo, pues (como decía Churchill)
los enemigos no los tenemos enfrente…
los tenemos en la fila de atrás.
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