martes, 2 de julio de 2019

Ciudadanos: ¿el principio del fin?

Ciudadanos: ¿el principio del fin?



Me hubiera gustado dedicar este mi último trabajo, antes de entrar de lleno en la modorra veraniega, a algo más frívolo, o más fresco, que para el caso es lo mismo (aunque no sea igual). Sin embargo, la incidencia de mi artículo de la semana pasada, al que le han llovido algunos comentarios (en uno y otro sentido), me ha forzado a cambiar la temática, y les voy a dar, de nuevo, la paliza, por lo que les anticipo mis disculpas.

En el momento de escribir esta crónica todavía no se han resuelto los problemas que han surgido en algunas Comunidades Autónomas, para la investidura de sus respectivos Presidentes (Navarra, Murcia, Madrid…). Estos problemas vienen derivados de la pretensión de VOX por querer hacer patente, de una forma más concreta, su participación en el pasteleo final que da lugar para la conformación de los distintos gobiernos, surgidos de sus correspondientes parlamentos.
VOX “rompió” relaciones con el PP, tras el fiasco sufrido en el Ayuntamiento de Madrid, donde –al parecer- les han escamoteado el trozo de tarta que les habían prometido para la onomástica. Esta situación (del todo punto lógica si nos atenemos a lo que se ha filtrado) ha dejado a los populares en una situación comprometida y ha propiciado que Ciudadanos no se pueda esconder bajo el ala, como hasta ahora había hecho.
Una situación a la que les ha llevado su ambigüedad a la hora de transmitir sus objetivos y su hoja de ruta, que –como se ha podido comprobar- ha sido un ‘si quiero, pero no puedo…’ que ha producido un confusionismo exasperante, acompañado de un cumulo de contradicciones, según sea el municipio, o territorio donde se hayan tenido que facilitar estas componendas. Un cacao que nace de la negociación, tras las elecciones autonómicas andaluzas para la conformación de este gobierno, y la chapuza de pacto que se firmó, por más que lo quieran poner como modelo.
La izquierda, pero el PSOE en particular, ha jugado muy bien sus cartas, al vender el perfil de VOX, como un partido extremista y meter el miedo en el cuerpo a los votantes, con la vuelta de los fachas y la sociedad en blanco y negro que querían implantar. Este hecho junto a la vertiginosa irrupción del partido de Abascal, que hacía presagiar una explosión de votos en su favor, acojonó a Rivera, sobre todo cuando, sus correligionarios europeos le soplaban al oído que huyera de ellos como de la peste.
Ante esta situación, Ciudadanos extendió rápidamente su particular cordón sanitario frente a VOX, y comenzaron a producirse las primeras situaciones kafkianas a las que hemos asistido y que todos ustedes ya conocen.
El error, Ciudadanos, lo comete cuando se niega a hablar, ni a querer tener ningún tipo de contacto con VOX (por si se contagiaba). Lo que hizo que esta formación manifestara sentirse apestada y tradujera sus legítimas aspiraciones a defender su programa, en exigencias maximalistas que en nada ayudaban a la creación de un clima de natural concordancia.
En mi opinión la formación de Abascal, tiene todo el derecho del mundo a defender sus ideas y postulados (con los que yo no comulgo), dentro de la Ley, como no podía ser de otra manera. Así mismo, el partido de Rivera manifiesta tener un ideario contrario, pero también legítimo, y se encuentra en una disyuntiva dado que para la consecución de sus objetivos programáticos no ha tenido el suficiente apoyo electoral y precisa la conformación de una mayoría con otras formaciones políticas.
El problema se plantea en el mènage à trois que conforman Ciudadanos, PP y VOX, donde el primero y el tercero no se hablan. Y donde, al parecer, el segundo ha pactado con el tercero algunas concesiones con las que Ciudadanos no está de acuerdo. Este endiablado puzzle, ha traído como consecuencia la prematura ruptura de muchos de los acuerdos de gobierno que PP y Ciudadanos habían sellado. Véase el caso Ayuntamiento de Madrid, o lo que ha ocurrido (en la región de Murcia) en los Ayuntamientos de Fuente Álamo y Ceutí, donde VOX ha entrado a gobernar y Cs se quiere salir.
Ciudadanos va a tener que plantearse un ‘mènage à deux’, con el PP, y presentarse a la investidura con un proyecto de gobierno para una legislatura. Ante esta situación VOX tendrá que decidir: si apoyarlo, abstenerse o votar en contra. En cada caso, la consecuencia sería distinta. Pero a sabiendas de que el último supuesto (voto en contra) supone pasarle el testigo al Partido Socialista, o propiciar unas nuevas elecciones. Sería, por tanto, la responsabilidad de VOX.
En todo caso la política que Ciudadanos está aplicando, hace pensar que ha decidido perder su condición de centralidad, para aspirar a liderar una opción más a la derecha, en clara competencia con los Populares. Esta decisión, le está ocasionando no pocos quebraderos de cabeza y una sangría lenta pero seguida, a través de la cual se está produciendo una diáspora de dirigentes, seguida de una, no menos importante, de votantes, que –aunque no se perciba- está ahí y solo lo podremos comprobar si a Sánchez se le ocurre anticipar las elecciones generales.
Este pasado fin de semana, Albert Rivera ha aparecido, tras haberse retirado unos días a consultar con su oráculo, y ha venido con nuevos bríos y sus aspiraciones cesaristas totalmente fortalecidas y renovadas. Les ha dicho a sus acólitos que el que no le guste lo que está haciendo que se vaya y que funde un nuevo partido. Así, sin empacho. Una forma muy chulesca y autoritaria que, cada vez más, retrata al personaje en su viva imagen que, hasta ahora no había dejado traslucir. ¿Dónde está la actitud conciliadora y de consenso que propició la atracción de millones de votantes hacia esta formación ’liberal’?
Creo que el partido de Rivera ha llegado a un punto de no retorno donde, si traspasara esa coordenada, se podría ver inmerso en un proceso de refundación al que no auguro ningún éxito, y que podría ser el principio del fin de esta formación política, antes de su mutación genética hacia un espacio estelar en el que su líder parece sentirse más cómodo. Pero yo me pregunto ¿piensan igual sus votantes?
Bueno, les dejo tranquilos por una temporada. Tras la canícula veraniega, amenazo con volver. Espero, por tanto, seguir contando con el favor y la paciencia de aquellos que tienen la enorme voluntad de prestarme su atención. Como así reza en el subtítulo de mi Blog: ‘lo importante no es escribir, sino conseguir quien te lea’. Entre tanto, pónganse a remojo, si es que pueden, que es lo que toca ahora.
Jesús Norberto Galindo // Jesusn.galindo@hotmail.com

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