Cuento de Navidad
Terminado mi paréntesis
veraniego, donde he dedicado buena parte del mismo a ejercer las obligaciones
propias de un abuelo tradicional, me reincorporo a la noble tarea de escribir,
pensando me voy a encontrar con un panorama social que apenas va a diferir de
aquél que abandoné allá por el mes de julio.
La primera sensación
positiva la recibo al comprobar que se va a formar un gobierno estable en
España, gracias al acuerdo al que han llegado el PSOE y Podemos, y al que
se suman (con su abstención) PP y Ciudadanos, como consecuencia de haber
entendido que la política de Estado debe primar sobre los aspectos puramente
partidistas. Pero no queda ahí la cosa, los independentistas catalanes
renuncian a reivindicar la independencia de Cataluña como arma arrojadiza en el
debate de investidura y han prometido minimizar los fastos propios de la DIADA,
con el objeto de evitar enfrentamientos y crispación en las calles de Barcelona
y tratar de volver a recuperar el seny
catalán que, al parecer, se perdió camino de Waterloo.
Un nuevo gobierno que ya
ha dado a conocer su hoja de ruta programática, elaborada por consenso entre
todas las fuerzas políticas presentes en el arco parlamentario, y que conlleva,
fundamentalmente, un decálogo con las siguientes propuestas:
Una reforma de la Ley Electoral para que no se produzca paralización alguna en la
constitución de los órganos de gobierno de las instituciones, obligando a que
sea la lista más votada, la que gobierne, en caso de no haber llegado a otro
tipo de pactos, y evitar el mercadeo indecente al que nos hemos visto expuestos
recientemente.
Prohibición a diputados y senadores para que no puedan ejercer ninguna otra actividad que les
suponga cualquier tipo de ingresos, mientras dure el ejercicio de sus cargos.
Reducción drástica de coches oficiales. España es el primer país del mundo en coches oficiales. La
cifra: 40.000 vehículos oficiales, frente a los 412 de EE UU. Una cifra que se consigue sumando los 8.400 ayuntamientos
españoles, las 19 autonomías y el Estado.
Eliminación de todo tipo de prebendas y
privilegios de los que actualmente disfruta la clase política, y equiparación
con la normativa legal vigente para el resto de los españoles. Por ejemplo, los
exministros reciben durante dos años
una indemnización del 80% de su último
sueldo anual, compatible con cualquier otro ingreso. Una medida que también
se extiende a exsecretarios de Estado y otros muchos altos cargos de las
distintas Administraciones.
Ejercitar un
férreo control de la actividad parlamentaria y penalizar el absentismo ‘político-laboral’
al que nos tienen acostumbrados sus señorías. Actualmente ejercida con total
impunidad y sin ninguna responsabilidad.
Compromiso de no hacer
mítines ni reuniones masivas, por parte de las formaciones políticas, fuera de
los periodos propios de una campaña electoral. Liberando, así, a la ciudadanía,
del agobiante acoso al que nos someten durante todo el año, y evitando tener
que aguantar la retórica trasnochada y predeterminada que los equipos de
comunicación de los partidos preparan cotidianamente.
Decisión firme de eliminar
las subvenciones a entidades, asociaciones y otros organismos (filiales
encubiertas de los distintos partidos), así como de cerrar cuantas entidades y
chiringuitos se han creado, para gloria y escarnio de PPSO (parados políticos sin oficio), incluyendo la eliminación de
‘puertas giratorias’.
Trazar una política común,
consensuada, en materia de migración, obligando a la Unión Europea a liderar cualquier actuación en esta materia y
ejerciendo una política de consenso con la oposición, evitando (todos) la
utilización de este problema como elemento de confrontación política.
Eliminación de todos
aquellos cargos designados a dedo, y encubiertos bajo distintos perfiles
profesionales (gabinetes, asesores, órganos consultivos…) de los que las
formaciones políticas se han nutrido mientras han gobernado en las distintas
administraciones, y que, en algunos casos, han supuesto un aumento considerable
de la nómina oficial de la Administración.
Acuerdo irrevocable y unánime,
por parte de todos los partidos constitucionalistas, de afrontar la crisis
independentista de Cataluña. Ejerciendo un liderazgo basado en el cumplimiento
de la Constitución, fortaleciendo la
presencia del Estado en Cataluña, y recuperando algunas competencias propias
del mismo, que en la actualidad están transferidas. Así mismo se reafirma la
voluntad inequívoca de impedir la celebración de un referéndum de
autodeterminación, opción esta que Podemos
ha apoyado especialmente, renunciando a su anterior posición favorable a la
consulta y que, a partir de estos momentos combatirá, codo con codo, con el
resto de formaciones políticas de ámbito estatal.
Querido lector, si ha llegado usted hasta aquí, ya se habrá
dado cuenta que todo lo que ha leído ha sido fruto de la imaginación. En este
caso, de mi imaginación influenciada –al parecer- por los calores estivales que
me han debido afectar al comportamiento de algunas neuronas.
He querido hacer un repaso de la actualidad, tras mi
rutinaria siesta, y me ha salido un artículo que más bien podría ser un cuento de Navidad, aunque la verdad es que todavía estamos en verano y la
realidad supera a la ficción. No obstante, lo voy a dejar tal cual, pues, aunque
sea una fantasía, es posible que a alguien le alegre el día.
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