Incoherencias y contradicciones
De nuevo nos encontramos a las puertas del vodevil, que acostumbran a
montar nuestros políticos, cuando se cierran las urnas y toca componer lo que
se le llama ahora geometría variable. Una serie de cambalaches y mercadeos
propios de un zoco, que es en lo que se ha convertido la clase política
española a la hora de conformar un gobierno, sea este de un Ayuntamiento, en una Comunidad o del mismísimo Estado.
Sin ir más lejos, y tras las últimas elecciones generales, nos podemos
entretener con un buen puñado de ejemplos que nos darían para confeccionar un
manual al uso, que yo propondría al Colegio
de Politólogos como de obligada lectura, dentro de la asignatura de ética política.
Creo, sin lugar a dudas, que
nuestro actual Presidente en
funciones es el que, si hubiera una competición, se llevaría la palma de oro. Y no es porque yo le
tenga ningún tipo de ojeriza, es que lo lleva en los genes. No voy a cansarles
con ninguna sarta de ejemplos a los que me podría referir con tan solo echar
mano de la hemeroteca, que tan traicionera es algunas veces para este tipo de
situaciones. Aunque sí que voy a reproducir dos ‘perlas’ que el líder del PSOE manifestó textualmente no hace
mucho: “no me fio de Pablo Iglesias
porque no controla ni su partido” (julio
2019). Otra: “Las posiciones políticas de Podemos
son totalmente incompatibles con las del PSOE
en cuestiones de Estado” (noviembre,
2019).
Quizá la más reciente, y que todavía es objeto de chirigotas, es su
obsesión por dormir, y la intranquilidad que le producía su actual pareja de
hecho (Iglesias). Todo ha sido
cambiar el colchón de su cama, en La
Moncloa, para que la pareja duerma feliz, y evite pegarse patadas por
debajo de la mesa del Consejo. ¡Lo
que hace una buena cama!
La verdad es que Pedro Sánchez se ha despachado a gusto, en
muchísimas ocasiones, diciendo una cosa y, al poco tiempo, la contraria. Y sin
inmutarse. Es más, es capaz hasta de
justificarlo. Y lo peor es el papelón que les hace jugar a sus acólitos, cuando
tienen que responder en las interpelaciones a las que les someten los medios de
comunicación. ¡Oiga! Es que hay algunos que se acuerdan hasta del día en el que
se les ocurrió firmar el carnet.
Claro que, si de contradicciones
hablamos, hay que reconocer que esta ‘virtud’ no es patrimonio de nadie en
particular, ni mucho menos de unas siglas políticas determinadas, o de una
ideología expresa. El Sr. Iglesias,
por ejemplo, al comprobar lo calentito que se está en La Moncloa, ya ha avisado a sus huestes advirtiéndoles que “nos
encontraremos muchos límites y contradicciones, y tendremos que ceder en muchas
cosas”.
Además, como adalid de la cruzada contra la corrupción y en favor del
buen gobierno, ya se le han olvidado sus postulados y se ha cuidado mucho de
referirse a la condena de los ERE de
Andalucía. Vamos que total solo han
sido 680 millones malversados y eso
tampoco es que tenga tanta importancia.
Y no crean que en la oposición se quedan cortos, que también tienen
sus incoherencias. Lo que les ocurre
es que, como fuera del gobierno hace mucho frio, están más preocupados por
buscarse un brasero, donde cobijarse, y –además- como no gobiernan, tienen
menos posibilidades de equivocarse y, de igual forma, se exponen menos. Pero,
no lo crean, que también tienen lo suyo.
Un ejemplo que atañe a VOX,
en esta carrera por ver quién es más incoherente, es su obsesión por eliminar la descentralización
del Estado, y su empecinamiento en
la eliminación del Estado de las
Autonomías. Una medida claramente antiliberal, cuando este partido se
vanagloria de defender el liberalismo.
Ellos solos se contradicen. Lo mismo les ocurre al criticar la financiación de
los partidos y la subvención que reciben por parte del Estado, cuando VOX se ha
embolsado 13 millones de euros en
subvenciones públicas (cuatro millones más que en las elecciones de abril) y,
sin embargo, yo no he leído ni escuchado nada referente a que vayan a rechazar
esta ‘aportación’. Claro que no es lo mismo predicar que dar ejemplo. Y esto
último no es, precisamente, lo que están haciendo.
Así mismo, en el principal partido de la
oposición también cuecen habas. Su líder (Pablo
Casado), recientemente ha declarado que no facilitará la presidencia al PSOE, pero sí Pactos de Estado. ¡Agárrame esos machos! ¿Y eso cómo se hace? Sobre
todo, cuando todos sabemos que el concurso del PP es imprescindible para la gobernabilidad de estos, sin depender
de las condiciones impuestas por los separatistas. Pero es que, en provincias,
sus adjuntos también aprenden a contradecirse. Con motivo de las
inundaciones de septiembre pasado, en Los
Alcázares, el presidente regional López
Miras nos dijo, textualmente, a los vecinos,’…no os vamos a dejar solos’. Tres meses después, la portavoz del
ejecutivo manifestaba: ‘Por parte del
Gobierno regional no podemos hacer más, ya que estamos ofreciendo toda la
colaboración y ayudas dentro de nuestras competencias’. ¿Pero de qué
ayudas hablan? ¡Tienen más cara que espaldas! ¿Alguien puede explicar cuáles
son esas ayudas?, porque aquí en Los
Alcázares todavía no nos hemos enterado.
Y que les voy a contar de Inés
Arrimadas (la nueva lideresa de Ciudadanos),
que en las últimas elecciones autonómicas nos dijo a los murcianos ‘que venía a pedirnos su voto para que no
gobernase el Partido Popular’: “…veinticuatro años del PP son muchos”, fue su lema de campaña. Y ahí los tienen, tan
panchos, apoyando a López Miras y
sin pestañear un ápice. Eso no es una contradicción, eso es directamente una
mentira.
Vamos que esto de las contradicciones parecer ser consustancial a la
actividad política.
Ya lo dijo Winston Churchill
(aunque yo se lo escuché al expresidente Rajoy,
a propósito de las incoherencias que
él mismo había cometido, tras subir los impuestos nada más llegar al poder,
cuando en campaña había prometido rebajarlos): “La mejor dieta para un político es comerse sus propias
palabras”.
Pues eso mismo. A ver si se enteran. Pero tengan cuidado y no se
indigesten que tienen mucho que comer.
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