A la sombra del Covid-19
Los efectos de la pandemia generada por el ya famoso
bichito, denominado Covid-19, ha
puesto de manifiesto los aspectos más sobresalientes y la generosidad y
solidaridad de la inmensa mayoría de la sociedad. Una sociedad, que para este
caso está especialmente representada por innumerables colectivos y
profesionales como: el sector sanitario (incluyendo a los farmacéuticos),
transportistas, empleados de establecimientos de primera necesidad, fuerzas y
cuerpos de seguridad, emergencias y fuerzas armadas, profesionales de servicios
públicos… y tantos y tantos que sería excesivamente prolijo referenciar, y a
los que el conjunto de la sociedad les tenemos que reconocer una deuda de
gratitud que, probablemente, nunca les podamos pagar.
Me quiero referir expresamente a las alusiones que
distintos representantes de los partidos independentistas y filo etarras, con
representación parlamentaria, han hecho en referencia a la participación de
nuestras Fuerzas Armadas y su contribución
en todas aquellas misiones que el gobierno les ha encomendado, dentro del plan
de choque extraordinario que se está llevando a cabo contra el coronavirus.
No
hay más que echar un vistazo a la hemeroteca para comprobar lo que piensan los
responsables de estos colectivos, sin que por parte de nuestro gobierno, se les
haya formulado ningún tipo de réplica o descalificación.
Koldo Martínez (de Geroa Bai) ha dicho que Pamplona había amanecido "tomada
por el Ejército", manifestando un desprecio absoluto por la
colaboración de los militares, cuando algunos de ellos han llegado a
contagiarse por efecto de la misión que se les ha encomendado frente al Covid-19. De "inaceptable e
intolerable"
han considerado la presencia de militares, indicando que se trata de “un claro abuso de autoridad”, y denunciando “…su
despliegue por las calles de Pamplona, persiguiendo a ciudadanos para exigirles
que se identifiquen”.
Por su parte Gabriel Rufián (de Esquerra) criticaba
duramente en el Congreso la movilización del ejército y “lamentaba que se esté haciendo patriotismo
de cartón piedra". Además, y en clara alusión a la transición
española, añadía “…La respuesta a la pandemia no pasa por reeditar lo que ya se hizo, y se
hizo mal hace 40 años”… "Los
hospitales no necesitan militares, necesitan medios". Algo que corroboró, a continuación, la diputada de la CUP, Mireia Vehí, quien afirmó: "No necesitamos ni militares, ni 155, ni
ejército en las calles, ni tampoco un rey corrupto".
Es
curioso, y sorprende, al mismo tiempo, que la reacción de los independentistas en
contra del Ejército haya supuesto
una escalada, con manifestaciones de una cierta dureza por parte de sus líderes
y dirigentes políticos, justamente cuando más requeridos son los soldados de la
Unidad Militar de Emergencias y de
los Ejércitos, por parte de ayuntamientos (Barcelona, Badalona, Hospitalet,
Olesa de Montserrat, la Pobla de Segur…), así como de
otras instituciones o entidades privadas catalanas.
La
organización Poble Lliure, por
ejemplo, uno de los partidos que componen las CUP, ha distribuido un panfleto con el lema ‘Fuera militares de los Països Catalans’.
Además, un comunicado de esta misma organización afirma que “la crisis sanitaria, económica y social del Covid-19 está siendo aprovechada para
imponer un nuevo
marco de relaciones sociales basado en el autoritarismo y la restricción de
libertades colectivas”
Está
claro que la Generalitat se siente
incómoda con el despliegue del Ejército
español en Cataluña, y la prueba más
palpable son las ruedas de prensa, en las que no saben lo que contestar y se ponen
nerviosísimos cada vez que un periodista les pregunta por el despliegue de las Fuerzas Armadas. Entre otras tareas, la
UME se ha ocupado de la desinfección
de la inmensa mayoría de las residencias de ancianos en Cataluña, ha montado hospitales de campaña y desinfectado numerosos
espacios públicos, y todo esto, a petición de la propia Generalitat. El propio Quim
Torra reconoció en una entrevista en La
Ser que había habido “falta de
claridad” en la actuación de la administración catalana en los centros de
la tercera edad, y se hizo un verdadero lío al tener que justificar la
presencia del ejército.
Estamos asistiendo a una escalada
anti-militar, de los socios del gobierno, ante la que yo me pregunto: ¿alguien
ha visto a algún miembro del gabinete que haya salido al paso de estas críticas
y las asuman, como responsables que son, defendiendo a nuestras FF AA, y aludiendo o interpelando a los
que están haciendo este tipo de manifestaciones? No señor, no se ha visto a nadie. Y en el
gobierno, ni está ni se espera, la persona que salga en defensa de este
colectivo que tantas y evidentes muestras de solidaridad y disciplina ha dado. Una
conducta más que demostrada, que se ejemplifica en la respuesta que, de forma
categórica e inteligente, han ofrecido algunos responsables militares, cuando
desde algunos medios de comunicación les han querido involucrar, preguntándoles
por esta incidencia: ‘…por favor no nos
metan en medio de sus disputas políticas, que nosotros no estamos para eso…’.
Ni siquiera a la ministra del ramo, Margarita
Robles, la han dejado intervenir, no sea que algunos de los
independentistas o pro etarras se vayan a molestar y pongan en un aprieto a su
jefe de filas.
Pienso en la inmensa mayoría de la familia
socialista, que tantas pruebas ha dado de lealtad constitucional y sentido de
estado, y que están asistiendo a la deriva identitaria a la que un puñado de
oligarcas políticos está llevando al Partido
Socialista. Un partido con más de cien años de historia, y cuyo segundo
apellido, “español”, le ha hecho
merecedor a que sigamos confiando en la cordura de aquellos que tengan que
venir, deseando que se avengan a reconocer que, en política, con tal de
permanecer no todo vale…
Mientras tanto, aprovecho la oportunidad
que me brinda contar con esta columna de opinión, para aportar mi modesto grano
de arena en forma de reconocimiento a la labor callada y desinteresada que las Fuerzas Armadas españolas están
haciendo en beneficio de la colectividad en general, y que, junto al resto de colectivos y
profesionales que estáis arriesgando vuestra integridad en beneficio de los
demás, sois el orgullo de toda la sociedad española. Y no como otros que, fieles
a la ruindad que les caracteriza, están más pendientes de atender sus ya
conocidos intereses espurios, travestidos a
la sombra del Covid-19.
Jesús Norberto Galindo // Jesusn.galindo@hotmail.com
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