Esto no sirve
Reconozco que una crisis como la que estamos atravesando no
es fácil de gestionar, pero es que el gobierno tampoco parece que se esté
esforzando en buscar el máximo consenso, ya que el acierto en sus decisiones
como el valor en la mili (hay que presuponérselo), pero si, al menos, hiciera
el esfuerzo de sumar el máximo consenso social y político lograría frenar las
duras críticas que está soportando, ya que las censuras motivadas por los
desaciertos se tendrían que compartir y serían muchas menos.
La prepotencia con la que está actuando es incomprensible
con la que está cayendo, y no solo no se enmienda, sino que cada día cabrea más
a la oposición y hasta a sus socios de gobierno. Si sigue por ese camino va a
hacer imposible una gobernanza en condiciones, como la precisamos en estos
momentos, en la que se van a tener que tomar medidas muy duras que van a hacer
mucha pupa en sectores muy amplios y heterogéneos de nuestra sociedad.
Voy a analizar muy someramente uno de los sectores más
afectados por el plan de desescalada:
el sector turístico. Da la sensación
que las medidas que se han dispuesto en el citado plan no han contado con el asesoramiento de los profesionales
ligados a un sector que supone casi el 15% del PIB de nuestra economía. El 80% de los más de 70 millones de
turistas que nos visitan anualmente vienen en avión. Las fronteras están cerradas para este tipo
de desplazamientos ¿qué nos queda entonces?... el turismo interior. Pero, por
otra parte, si la movilidad está condicionada al ámbito de la provincia, nos
encontraremos con que los clientes de un hotel de Cartagena tendrán que ser los
residentes en Murcia, Lorca o Los Alcázares. ¡Estamos aviados, que diría el tío
Pencho! Por otra parte, si las zonas
comunes de estos establecimientos están totalmente restringidas y los clientes
solamente podrán hacer uso de los servicios del hotel dentro de las propias
habitaciones, ya me dirán ustedes lo atractivo que van a ser los paquetes
turísticos que se vendan a partir de ahora.
Los hosteleros, en general, advierten que con el 30% del
aforo, que es lo que les permiten tener abierto para autorizar el comienzo de
la actividad, no se costean los gastos mínimos, salvo que haya algún otro tipo
de medidas de tipo laboral, fiscal, económico… que les posibiliten hacerlo. Y
esto el gobierno no lo ha pensado… Podría poner innumerables ejemplos que
demostrarían la inutilidad de las medidas que se han adoptado en este plan y la imposibilidad de llevarlas a
cabo.
Y esto está sucediendo por que el gobierno está formado, en
su mayor parte, por políticos que no conocen ni tienen idea de lo que es la
empresa privada. Así nos va y es normal
que todos los empresarios, autónomos y profesionales estén poniendo el grito en
el cielo cada vez que se reúne el Consejo
de Ministros. El fantasma del cambio de nuestro actual modelo económico
(acorde con los modelos de los países occidentales), está en el ambiente. Podemos ya ha enseñado la patita por
debajo de la puerta (como el lobo en el cuento de los cabritillos) y, a través
del señor Echenique, ha manifestado
su intención de eliminar la privatización de las residencias de mayores y
hacerlas todas públicas. Por algo se empieza. Ya se está viendo el verdadero
sentido de la “nueva normalidad” en
que consiste. Hace unas semanas, en un artículo, me refería a lo que algunos ya
habían bautizado como un “cambio de
régimen”, y efectivamente esto es una clara señal de lo que realmente
piensan y tratan de imponer los nuevos ideólogos de este gobierno desnortado.
No se equivoquen. De esta crisis sanitaria estamos saliendo
gracias al esfuerzo de muchos colectivos y profesionales entre los que quiero
mencionar al sector sanitario, como paladines de esta recuperación. Y de la
crisis económica en la que estamos ya abocados no saldremos sin el concurso de
todos los empresarios y los trabajadores. Un sector, el productivo, en el que
se encuentran empresarios, autónomos y profesionales… que son los que más están
sufriendo la incomprensión y abandono por parte del gobierno. Vaya por ellos mi
reconocimiento y le digo a quien me quiera escuchar que sin empresas no hay
tampoco trabajadores. Ya está bien de criminalizar a los empresarios, sin cuyo
concurso sería imposible levantar cabeza tras el batacazo que nos hemos pegado.
Salvo que nuestros salvadores en el gobierno estén añorando un modelo de
sociedad comunista donde la empresa pública sea la que prime y un Estado Orweliano que nos tutele y nos
guíe, siendo ellos, lógicamente los que lo dirijan.
Tras escuchar a la señora Montero decir que ella a lo que aspira es que España se asimile a lo que Argentina
es ahora, con un gobierno peronista, yo me quedo helado y me reafirmo en lo que
apuntaba al principio: esto no sirve.
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