José María Cano
Según el resultado de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebradas en Francia, más de trece millones de personas han votado a Marine Le Pen, la presidenta del Frente Nacional. Una formación política afín a VOX y cuyo ideario es considerado de ultraderecha. La verdad es que se me figuran muchos fascistas, los que parece que hay en el país vecino, si le adjudicamos el calificativo de ‘facha’ a todo aquél que vote a este tipo de formaciones políticas.
Recientemente, escuchaba con atención una entrevista que Susanna Griso le hacía a Inés Arrimadas. y reconozco que sigo asombrándome de la capacidad de auto vacunación e inmunización que algunos políticos practican cuando se empeñan en no asumir la realidad en la que se encuentran.
Recientemente, la ministra de Igualdad, Irene Montero, en el transcurso de un acto electoral en el que intervenía, aprovechó para lanzar –a través del lenguaje- uno de sus consabidos mensajes inclusivos que tanto le caracterizan y que tanto rédito mediático le proporcionan. Comenzó dirigiéndose al público, dándole -como es connatural en ella- una patada al diccionario y diciendo: “Buenas tardes a todos, y a todas y todes”.
He dejado pasar un cierto tiempo para evitar que mi artículo de hoy se publicara en medio de una pandemia informativa, como la que se ha montado con la ya -por desgracia- famosa “operación Murcia”, generada alrededor de una moción de censura que más bien parecía una partida de ajedrez de esas que se juegan en diversos tableros a la vez.
Quizá les pueda extrañar que, con la que se ha montado en Murcia con la moción de censura, no dedique mi artículo de hoy a tan suculento plato informativo, pero –como ya les apuntaba en anteriores ocasiones- prefiero dejar que ‘escampe’ y opinar cuando las aguas no estén tan revueltas y ustedes tan cansados de tanto vodevil.
Hace unos días, escuchaba las declaraciones de una compatriota, residente en Estados Unidos, lamentándose por la envidia que le producía comprobar lo distintos y lo distantes que estamos los españoles en relación con los sentimientos patrióticos que, tan denostados se encuentran en nuestro país, frente al exagerado y acervado concepto que, de los mismos, tienen los norteamericanos.
Determinadas decisiones que afectan al bienestar de los ciudadanos, son objeto de discriminación, por parte de la Administración, dependiendo de la situación laboral en la que te encuentres.
Me había propuesto no escribir durante un tiempo, para –en parte- ayudarnos todos un poco a desintoxicarnos de la cantidad de información, repetitiva y cansina, en la que hemos caído, y a lo que los aprendices de escribidores (como yo) hemos contribuido de alguna u otra forma.