Rectificar es de sabios
Hay un pensamiento
atribuido al poeta británico Alexander
Pope que dice: “Errar es humano,
perdonar es divino, rectificar
es de sabios”.
Pero cuando
la rectificación se convierte en norma
de conducta habitual, entonces la sabiduría se transforma en ignorancia o
desconocimiento. Una incapacidad que nos invalida para el ejercicio de
determinadas actividades, sobre todo aquellas que dan lugar a que cometamos
estas equivocaciones.
Sobre la calificación procesal de los
políticos procesados en Cataluña. El día en el que Pedro Sánchez vio claro el delito de rebelión, fue el 17 de mayo de 2018, en una entrevista en el
programa de TV “Espejo Público”. En aquél entonces manifestó de forma
contundente a Susanna Griso: "Creo que
clarísimamente ha habido un delito de rebelión". Hoy todos sabemos lo que
piensa (o al menos lo que manifiesta), porque lo que piensa yo creo que depende
de la hora del día en que se manifieste.
El colmo de la simpleza
lo protagonizó la vicepresidenta Calvo,
en una rueda de prensa, cuando le preguntaron por este cambio de actitud de Sánchez y el viraje tan espectacular
que había dado. Y no se le ocurrió decir otra cosa que: «…entonces el Sr.
Sánchez no era Presidente de Gobierno…». La frasecita no merece comentarios. Desde luego la
ministra no tuvo su mejor día.
La inhumación del cadáver de Franco.
La propia vicepresidenta Carmen Calvo,
en una entrevista televisada, realizada a principios de octubre, al ser
preguntada por la inhumación del cadáver de Franco, manifestó que “el Gobierno no tiene nada que alegar a eso…
es una cosa que atañe a la familia exclusivamente”.
Posteriormente,
se fue al Vaticano e intentó involucrar a la Santa Sede, haciéndola participe
de un cambio de criterio. El Secretario de Estado del Vaticano lo desmiente y
se lía una parda. Entonces, la
ministra se saca un Decreto Ley, de los que tiene en el cajón esperando turno
(en este caso el de Memoria Histórica), y amenaza con cambiar lo que sea
necesario, con tal de salirse de este charco en el que ellos solitos se han
metido.
Acuerdos con los independentistas.
El presidente Pedro Sánchez
manifestó, de forma pública y notoria, que no pactaría con los independentistas
para acceder al Gobierno. Esto ocurrió, por supuesto, antes de la moción de
censura que le alojó en La Moncloa.
Ahora lo pactan todo, no solo la moción que le ha llevado a la presidencia del
gobierno, sino los presupuestos y todos los Decretos Leyes que ha promulgado
(siete en un trimestre). Con lo que, por cierto, ha batido un record.
La
derogación de la reforma laboral. Junto
la
publicación de la lista de
personas acogidas a la amnistía fiscal, han sido dos de las
reivindicaciones más exigidas por el PSOE,
y que, desde 2014, venían demandando al gobierno de Rajoy. Una nueva contradicción se fundamenta en una serie de
subterfugios que este gobierno se ha inventado para justificar que “…ahora no se puede”.
La paralización y vuelta atrás de la venta de bombas a Arabia
Saudí. Este
ha sido otro de los affaires contradictorios. Ahora que sí y después que no. Primero
que no vamos a ser cómplices de países dudosos de respetar los derechos
humanos. Después, que las bombas son inteligentes,
y que la tecnología española es muy buena: “…están
diseñadas para dar en el blanco exacto, y es difícil que afecte a las personas…”
(“portavoza”
del gobierno en rueda de prensa).
Nadie se acordó del asunto de las
fragatas. Pero, sobre todo de los obreros de los astilleros, y el apoyo que
estos tenían por parte del alcalde de Cádiz (“Kichi”). Un destacado líder de Podemos
que, en este caso, jugaba en campo contrario, y en contra de lo que predica su “Iglesias”. Más conocimiento y menos
ignorancia hubieran evitado el cúmulo de contradicciones que se produjo entre
las tres ministras (defensa, portavocía y vicepresidenta). El espectáculo fue
para nota.
«Pretendo convocar elecciones
cuanto antes». Es lo que manifestó Pedro Sánchez, en el pleno de investidura, si lo elegían Presidente, A su
vez, la Vicesecretaria General del PSOE,
aseguraba que el presidente «no tenía previsto agotar
la legislatura», y que convocaría elecciones antes de 2020. Es más, llegó
a decir: «nunca ha estado en la intención del nuevo presidente del Gobierno
acabar la legislatura».
A los pocos días, en su primera
entrevista, ofrecida tras acceder al cargo como flamante Presidente, Sánchez afirmaba que su «aspiración es agotar la legislatura
y convocar las elecciones en el año 2020». Una nueva argumentación que viene a
desdecir la que había mantenido, de forma clara y flagrante, y que ahora
rectifica utilizando el tan parafraseado “donde
dije digo…”.
La defensa del juez Llarena. Hace unos meses la
justicia belga citó, a este juez del Supremo, en una causa abierta tras una
denuncia del fugado Puigdemont. En
aquél entonces, la ministra Carmen Calvo
dijo que el Gobierno no defendería al juez, por entender que esta imputación se
situaba en el contexto de unas declaraciones privadas. Ante el revuelo general
que se montó, a los pocos días, la Ministra de Justicia tuvo que rectificar y,
sin rubor alguno, manifestar todo lo contrario.
Podría
seguir citando numerosos casos (inmigración, autónomos, presupuestos…) que
indican la inmadurez, o poca preparación, de unos políticos que accedieron al
Gobierno rodeados de una aureola, con la que algunos sentían haber ganado la
gloria. Pero les ha durado poco. Pronto nos hemos dado cuenta que para ejercer
la política se necesita algo más que una buena imagen, que es lo que se nos
vendió.
Con todo
esto, lo que he querido exponer es que algunos interpretan la política como el arte de decir una
cosa y hacer la contraria. Y aunque el poeta decía aquello de “…rectificar
es de sabios”, no siempre es así, ya que –en muchas ocasiones- cuando
rectifican es para hacerlo peor.
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