jueves, 22 de noviembre de 2018

Rectificar es de sabios, ...o no.

Rectificar es de sabios



Hay un pensamiento atribuido al poeta británico Alexander Pope que dice: “Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios.
Pero cuando la rectificación se convierte en norma de conducta habitual, entonces la sabiduría se transforma en ignorancia o desconocimiento. Una incapacidad que nos invalida para el ejercicio de determinadas actividades, sobre todo aquellas que dan lugar a que cometamos estas equivocaciones.


Hoy me voy a referir a las rectificaciones, fruto de las contradicciones a las que nos tiene ya acostumbrados el actual gobierno de España, y que, en poco tiempo, se han convertido en un entretenimiento, si no fuera por el desprestigio que supone para nuestro país y la deplorable imagen que estamos dando a través de nuestros gobernantes.

Sobre la calificación procesal de los políticos procesados en Cataluña. El día en el que Pedro Sánchez vio claro el delito de rebelión, fue el 17 de mayo de 2018, en una entrevista en el programa de TV “Espejo Público”. En aquél entonces manifestó de forma contundente a Susanna Griso: "Creo que clarísimamente ha habido un delito de rebelión". Hoy todos sabemos lo que piensa (o al menos lo que manifiesta), porque lo que piensa yo creo que depende de la hora del día en que se manifieste.
El colmo de la simpleza lo protagonizó la vicepresidenta Calvo, en una rueda de prensa, cuando le preguntaron por este cambio de actitud de Sánchez y el viraje tan espectacular que había dado. Y no se le ocurrió decir otra cosa que: «…entonces el Sr. Sánchez no era Presidente de Gobierno…». La frasecita no merece comentarios. Desde luego la ministra no tuvo su mejor día.

La inhumación del cadáver de Franco. La propia vicepresidenta Carmen Calvo, en una entrevista televisada, realizada a principios de octubre, al ser preguntada por la inhumación del cadáver de Franco, manifestó que “el Gobierno no tiene nada que alegar a eso… es una cosa que atañe a la familia exclusivamente”.

Posteriormente, se fue al Vaticano e intentó involucrar a la Santa Sede, haciéndola participe de un cambio de criterio. El Secretario de Estado del Vaticano lo desmiente y se lía una parda. Entonces, la ministra se saca un Decreto Ley, de los que tiene en el cajón esperando turno (en este caso el de Memoria Histórica), y amenaza con cambiar lo que sea necesario, con tal de salirse de este charco en el que ellos solitos se han metido.

Acuerdos con los independentistas. El presidente Pedro Sánchez manifestó, de forma pública y notoria, que no pactaría con los independentistas para acceder al Gobierno. Esto ocurrió, por supuesto, antes de la moción de censura que le alojó en La Moncloa. Ahora lo pactan todo, no solo la moción que le ha llevado a la presidencia del gobierno, sino los presupuestos y todos los Decretos Leyes que ha promulgado (siete en un trimestre). Con lo que, por cierto, ha batido un record.

La derogación de la reforma laboral. Junto la publicación de la lista de personas acogidas a la amnistía fiscal, han sido dos de las reivindicaciones más exigidas por el PSOE, y que, desde 2014, venían demandando al gobierno de Rajoy. Una nueva contradicción se fundamenta en una serie de subterfugios que este gobierno se ha inventado para justificar que “…ahora no se puede”.

La paralización y vuelta atrás de la venta de bombas a Arabia Saudí. Este ha sido otro de los affaires contradictorios. Ahora que sí y después que no. Primero que no vamos a ser cómplices de países dudosos de respetar los derechos humanos. Después, que las bombas son inteligentes, y que la tecnología española es muy buena: “…están diseñadas para dar en el blanco exacto, y es difícil que afecte a las personas…” (“portavoza” del gobierno en rueda de prensa).

Nadie se acordó del asunto de las fragatas. Pero, sobre todo de los obreros de los astilleros, y el apoyo que estos tenían por parte del alcalde de Cádiz (“Kichi”). Un destacado líder de Podemos que, en este caso, jugaba en campo contrario, y en contra de lo que predica su “Iglesias”. Más conocimiento y menos ignorancia hubieran evitado el cúmulo de contradicciones que se produjo entre las tres ministras (defensa, portavocía y vicepresidenta). El espectáculo fue para nota.

«Pretendo convocar elecciones cuanto antes». Es lo que manifestó Pedro Sánchez, en el pleno de investidura, si lo elegían Presidente, A su vez, la Vicesecretaria General del PSOE, aseguraba que el presidente «no tenía previsto agotar la legislatura», y que convocaría elecciones antes de 2020. Es más, llegó a decir: «nunca ha estado en la intención del nuevo presidente del Gobierno acabar la legislatura».

A los pocos días, en su primera entrevista, ofrecida tras acceder al cargo como flamante Presidente, Sánchez afirmaba que su «aspiración es agotar la legislatura y convocar las elecciones en el año 2020». Una nueva argumentación que viene a desdecir la que había mantenido, de forma clara y flagrante, y que ahora rectifica utilizando el tan parafraseado “donde dije digo…”.

La defensa del juez Llarena. Hace unos meses la justicia belga citó, a este juez del Supremo, en una causa abierta tras una denuncia del fugado Puigdemont. En aquél entonces, la ministra Carmen Calvo dijo que el Gobierno no defendería al juez, por entender que esta imputación se situaba en el contexto de unas declaraciones privadas. Ante el revuelo general que se montó, a los pocos días, la Ministra de Justicia tuvo que rectificar y, sin rubor alguno, manifestar todo lo contrario.

Podría seguir citando numerosos casos (inmigración, autónomos, presupuestos…) que indican la inmadurez, o poca preparación, de unos políticos que accedieron al Gobierno rodeados de una aureola, con la que algunos sentían haber ganado la gloria. Pero les ha durado poco. Pronto nos hemos dado cuenta que para ejercer la política se necesita algo más que una buena imagen, que es lo que se nos vendió.

Con todo esto, lo que he querido exponer es que algunos interpretan la política como el arte de decir una cosa y hacer la contraria. Y aunque el poeta decía aquello de “…rectificar es de sabios”, no siempre es así, ya que –en muchas ocasiones- cuando rectifican es para hacerlo peor.

Jesús Norberto Galindo // Jesusn.galindo@hotmail.com

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